Las colonas de Floreana

La presencia femenina en las islas

Las colonas de Floreana

 

 

El 12 de febrero de 1832, el coronel Ignacio Hernández, capitán de la fragata Mercedes, tomó posesión oficial de las islas Galápagos en nombre de la República del Ecuador. Lo hizo en la isla hasta entonces conocida como "Charles" y que, desde ese momento, sería llamada Floreana.

La presencia femenina entre la población colonizadora de las islas Galápagos se dio desde un primer momento, y quedó documentada en un buen número de textos, especialmente los escritos por visitantes ocasionales que tomaban contacto con la comunidad local y describían sus características.

El 31 de agosto de 1834 echó anclas en Floreana el USS Potomac, capitaneado por el comodoro John Downes. En el diario de la travesía, el autor, J. N. Reynolds, indica que Downes se entrevistó con José de Villamil, el gobernador de Galápagos. Este refirió que en abril y junio de 1832 llegaron colonos de ambos sexos a Floreana, y que en octubre de ese mismo año arribaron más, junto al propio Villamil. Estos últimos pertenecían a un grupo de soldados condenados a muerte por rebelión contra el gobierno ecuatoriano.

Cuatro años después, el 22 de junio de 1838, el capitán francés Abel A. du Petit-Thouars, a bordo de la fragata Vénus, visitó Floreana, y el 26 fue invitado por el capitán Nicholas O. Lawson ―hombre de confianza de Villamil― a visitar la colonia en la parte alta de la isla. Allí encontraron a un hombre de apellido "Paraqui", que ejercía de gobernador, y a su esposa. Ellos condujeron a los recién llegados a la vieja casa de José de Villamil, que por entonces estaba ocupada por una dama y sus dos hermanas; la primera era esposa de un oficial de Guayaquil condenado por intento de rebelión, que había terminado como colono en Galápagos. El hombre, al momento de la visita, se encontraba en isla Santiago, cazando tortugas para extraer el aceite. Petit-Thouars cuenta:

Nous recûmes un gracieux accueil dans la maision de las señoritas, c'est ainsi que toute la population les désigne: elles nous offrirent un très-bon repas, composé des seules productions de la Floriana; au lieu de pain, on nous servit des galettes faites avec de la farine de maïs...
[Nos recibieron amablemente en casa de las señoritas, como las llama toda la población: nos ofrecieron una comida muy buena, compuesta de los únicos productos de Floriana; en lugar de pan, nos sirvieron tortas hechas con harina de maíz...] (p. 298).

Ocho años después, en 1846, llegó a las costas del archipiélago el HMS Herald. El naturalista del barco, el alemán Berthold Seeman, fue el responsable de escribir el diario de viaje. En su texto, al referirse a la visita a la parte alta de Floreana, comenta:

A few ruined hovels stood round a level green spot. The houses were small, formed of straight poles placed close together with thatched roofs, but devoid of cleanliness, so easily attained in such a place, a sloping declivity with a brook al the bottom offering every convenience for the comforts and decencies of life. We were soon offered fowls, wood, and potatoes for sale, which however were then not our object. Inquiring for the Governor, we were conducted to a larger house, but more dirty and in worse repair even than the rest, where we found three or four good-looking women, swinging in their hammocks, and not at all interrupted by our entrance, and a Señor Alcé, styling himself temporary governor, and acting for Don Jose Villamil, the person mentioned by Captain Fitzroy as the proprietor of the greater part of the stock then (1835) upon the island. An Englishman named Gurney, who had married a sister of Señor Alcé, gave us a variety of information.
[Unas cuantas casuchas en ruinas rodeaban una zona verde y llana. Las casas eran pequeñas, formadas por postes rectos colocados unos junto a otros con tejados de paja, pero carentes de la limpieza tan fácil de conseguir en un lugar así, un declive inclinado con un arroyo al fondo que ofrecía todas las comodidades para el confort y la decencia de la vida. Pronto nos ofrecieron a la venta aves, leña y patatas, que, sin embargo, no eran entonces nuestro objetivo. Preguntando por el Gobernador, nos condujeron a una casa más grande, pero más sucia y en peor estado que el resto, donde encontramos a tres o cuatro mujeres de buen aspecto, balanceándose en sus hamacas, y en absoluto interrumpidas por nuestra entrada, y a un señor Alcé, que se hacía llamar gobernador temporal y actuaba en nombre de don José Villamil, la persona mencionada por el capitán Fitzroy como propietario de la mayor parte de las existencias que había entonces (1835) en la isla. Un inglés llamado Gurney, que se había casado con una hermana del señor Alcé, nos proporcionó información diversa] (p. 56).

Dos décadas después comenzaría la colonización de isla San Cristóbal. Las historias de las colonas se desplazarían, pues, a otra geografía. Pero ese no sería el final de las vivencias femeninas en Floreana.

[La fotografía que ilustra este texto corresponde a un paisaje en isla Floreana, y fue tomada por Edgardo Civallero].


Referencias

  Petit-Thouars, Abel du (1841). Voyage autour du monde sur la frégate La Vénus pendant les anné 1836-1839 publié par ordre du Roi, sous les auspices du Ministre de la Marine. Tome II. Paris: Gide, éditeur.

  Reynolds, J. N. (1835). Voyage of the United States Frigate Potomac, under the Command of Commodore John Downes, during the Circumnavigation of the Globe, in the years 1831, 1832, 1833, and 1834. New York: Harper & Brothers.

  Seeman, Berthold (1853). Narrative of the voyage of H.M.S. Herald during the years 1845-51, under the command of captain Henry Kellett, R.N., C.B.; being a circumnavigation of the globe, and three cruizes to the arctic regions in search of Sir John Franklin. Vol. I. London: Reeve and Co.


 

Texto e imagen: (edgardo.civallero@fcdarwin.org.ec)
Fecha de publicación: 1 de octubre de 2023
Última revisión: 1 de octubre de 2023