Entre los proyectos y actividades llevadas a cabo por el área de Biblioteca, Archivo y Museo de la Fundación Charles Darwin (FCD) se encuentra la recuperación de elementos pertenecientes a la memoria social de las islas Galápagos tomando como punto de partida los documentos conservados en el archivo.

Entre estos últimos se encuentran los materiales originales que dieron lugar al primer boletín del hoy famoso Club Renacer: un boletín publicado entre 1992 y 1993, con concepto original de Coca de Rech y dibujos de Sara Santacruz. Ese documento permite recuperar algunas líneas históricas elementales relacionadas con ese proyecto, finalizado hace más de dos décadas.

El Club Renacer (cuyo lema era "Niños trabajando por la conservación") nació entre 1987 y 1988 de la mano de un grupo de personas interesadas por la preservación de las islas Galápagos y allegadas a la FCD.

Surgido como una organización conservacionista, el Club permitió que los niños de Galápagos conocieran más sobre las islas a base de paseos, charlas, juegos y visitas guiadas. Iniciado en isla Santa Cruz, en 1992 comenzaron a funcionar capítulos en islas Isabela y San Cristóbal, con el apoyo del INNFA (Instituto Nacional del Niño y la Familia). Renacer estaba abierto, sin costo alguno, a todos los niños de entre 8 y 12 años; como miembros del Club, se formaron como guardianes y protectores de la biodiversidad isleña.

Los objetivos del Club fueron fomentar en los niños el orgullo de vivir en las Galápagos; educarlos en tareas de conservación; y lograr que conocieran los objetivos y actividades realizadas por las organizaciones conservacionistas (como la FCD) en las islas. Las actividades incluían reuniones semanales para realizar eventos educativos y recreativos, charlas del PNG y la FCD, viajes por distintas partes de las islas, y formación en trabajo manual, pintura, difusión radial y títeres.

Hacia los 2000, el programa de educación ambiental de la FCD perdió fuerza, y con ello sus CEAs (Centros de Educación Ambiental), sus materiales didácticos y el Club conservacionista infantil. Junto con los boletines, quedan colecciones fotográficas que demuestran la popularidad de las actividades de Renacer. Ese fragmento de memoria social puede, en algún momento futuro, servir como semilla para revivir una actividad tan importante como necesaria en el archipiélago.